Quiero...

Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mi, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy,
hoy puedes contar conmigo.
Sin condiciones.


Jorge Bucay

BDSM Vintage

Esas cosas que nuestros abuelos nunca nos contaron pero... que les divertía mucho hacer.


Video realizado por DEGE y camelia para La Casona del Sado.

La Carta Del Guerrero

Mi querida Rebelde:
Eres sensible —demasiado sensible, si aquí se pudiera aplicar el término “demasiado”— y eso te da un Mundo Interior mucho más vasto, intenso y valioso... pero, también, te hace vulnerable, ya que quien más puede sentir (y dar) es, al mismo tiempo, quien mas puede sufrir al abrirse y verse herido por aquellos a quienes ofrece su Amor.
Créeme que lo sé muy bien...
Te has visto herida y defraudada una y otra vez, no logrando hallar un Amor que te llene, ni un Hombre capaz de protegerte, con lo que has llegado al punto de desconfiar de todo y de todos, terminando por endurecerte —mas en apariencia que en la realidad— y disfrazarte de fiera entre las fieras, ocultando tu soledad en la violencia del combate contra quienes no lograban llenar tu vacío interior.
Eres una Mujer dulce —y frágil— bajo la pesada armadura que te da la apariencia de un fiero guerrero, y te encuentras en medio del Campo de Batalla... y la misma armadura que llevas —por su peso y rigidez— fatiga tus músculos y lastima lo delicado de tu piel, que no se hizo para el combate... sino para las caricias.
Para tu desgracia, tu “solución” te ha forzado a combatir contra quienes se acercaban a ti por uno u otro motivo y —en tu patético afán de “probarlos”— has luchado con tal fiereza... que ahora te encuentras rodeada de cadáveres.
Quieres —desesperadamente— hallar a alguien más fuerte que tú... alguien capaz de protegerte y permitirte ser todo lo mujer que eres, pero, al luchar, has visto como iban cayendo tus oponentes uno tras otro, a pesar de lo impresionante de sus pulidas armaduras.

Por eso, ahora te encuentras desconcertada al enfrentarme, pues yo —a pesar de estar en medio de la Batalla— no uso armadura alguna y no desenvaino ante ti... porque —a través de las rendijas de tu yelmo— he sabido adivinar la belleza de la mujer que esconde.
Y tú, embriagada de sangre y enfurecida por la inclemencia de tu posición y el doloroso fracaso de tus repetidas “victorias”, te has lanzado contra mí, buscando destruir de una sola vez este nuevo recuerdo de tu terrible soledad en medio de quienes no tuvieron la fuerza para conquistarte.

Sin embargo, ya te vas dando cuenta de que, aunque mantenga enfundada mi Espada, no estoy desarmado, ni mucho menos... y los planazos de mi vaina resuenan dolorosamente sobre tu armadura, remeciéndote y dificultándote el mantener tu posición de combate.
Has querido enfrentarme... y yo —ya lo ves— he aceptado tu Reto; pero, mientras tú me atacas con tu Mandoble, intentando probar lo que no eres, yo —con mis planazos— voy, poco a poco, desarmando tu pesada armadura en una forma de lucha que no alcanzas a comprender.

Ya tus brazos están fatigados con el peso de tu propia Espada y tu armadura se ha ido desvencijando hasta exponer parte de tu cuerpo a los golpes que podrían realmente lastimarte... pero yo sigo batiendo únicamente tu armadura, cuidando de no herir tu piel descubierta.
Tu embistes, te enfureces y vuelves a atacar en tu desesperada lucha, mientras yo esquivo y desvío tus golpes, permaneciendo ante ti sin huir ni atacarte realmente, limitándome a darte un buen sacudón en la armadura cada vez que me atacas, para luego esperar y contemplarte.

Iniciaste tu lucha buscando un Paladín que te protegiera, pero ahora —después de tantos fracasos— todo propósito se ha borrado de tu mente... y ya no sabes cómo dejar de luchar.
Sin embargo, está surgiendo en ti un recuerdo que es —a la vez— temor y deseo, ya que estás tomando conciencia de que yo puedo ser aquel que logre derrotarte y —habiendo sido herida tantas veces— no logras comprender por qué espero que tú misma te me rindas en vez de atacar y avasallarte.
Mientras tu acero corta inútilmente el aire, las lágrimas, contenidas durante tanto tiempo, corren —ocultas por tu yelmo— nublando tu visión... y yo continuo frente a ti, esperando.

Lo que espero no es tu siguiente ataque, sino el momento en que —entendiendo contra quien combates y lo absurdo de tu resistencia— arrojes lejos tu Espada y, desatando tus atalajes, dejes caer al suelo esa cruel armadura que tanto te lastima, mostrándote —al fin— en desnuda rendición.
Entonces, podré tomarte del talle, recogiéndote de entre la pesada chatarra a la que te habías atado, y te pondré a mi lado izquierdo, cerca de mi corazón, para sacarte de allí.
Entonces —y sólo entonces— me podrás ver desenvainar la Espada que llevo para protegerte, mientras te estrecho junto a mí. Entonces, recién comprenderás el verdadero sentido de mi forma de lucha contigo... y de mis largas y repetidas esperas.

He venido para llevarte conmigo... pero no como botín de guerra, sino como a una persona muy amada a la que se daba (casi) por perdida y, al fin, se logra rescatar.
Aun con los planazos que me obligas a darte, te voy acercando al Campamento... aunque tú —enfrascada en tu aterrorizada lucha— no logres darte aun cuenta de ello.
Mis planazos —y mis pausas— son para lograr que reacciones y dejes de lastimarte a ti misma... pues mi Lucha es por ti, y, si a veces no lucho —o, si a veces debo sufrir el contenerme y no luchar— todo esto es tan sólo para asegurarme de rescatarte sin hacerte daño.

En cuanto dejes de resistirme, podré, al fin, llevarte al Campamento para que descanses y te repongas del esfuerzo con el que casi lograste dañarte en forma permanente.
Allí —una vez que despiertes de tu afiebrado delirio— lograrás, por fin, volver a ver las cosas en su adecuada perspectiva y recuperarás tu Corazón de Mujer.
Entonces, te pondrás en pie frente a mí sin armas ni armadura, sin nada que te disfrace o encubra, mostrándote tal y como eres, sin avergonzarte de la pureza de tu desnudez.
Te acercarás, confiada, a mí... tus manos se me ofrecerán unidas en un gesto de total Entrega... y yo te recibiré envolviendo con suavidad y cuidado tus manos en las mías para estrecharte y proclamarte por siempre mía.

Y tú verás lo que es un Guerrero...
...y yo veré en ti el Descanso del Guerrero.


Esta carta fue escrita por un Dominante peruano
y está recogida del Blog del Señor Orión

Miedo

Muchas veces los Dominantes y los seres sumisos tenemos miedo. Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar de nuestros actos, de nuestras formas, de nuestros sentimientos, de nuestras conductas.
Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no somos quienes somos, cuando queremos decir que sí. Nos callamos nuestras formas cuando queremos gritar y gritamos contra todos cuando deberíamos cerrar la boca.
¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez, solo seremos lo que hoy somos. No hay tiempo de tener miedo. Hemos de hacer y vivir lo que sentimos y necesitamos. Atreverse a ello es nuestro reto. Dominantes o seres sumisos.
Olvidemos que nos están observando. Tenemos que intentar la jugada imposible, vivir nuestra propia vida. Correr el riesgo. No hay que preocuparse por ser aceptado. No debemos conformarnos son ser uno más. Nadie nos dirige nuestra vida. Nadie nos obliga. Seamos nosotros mismos. No tenemos nada que perder y todo por ganar, por vivir, por sentir, por saborear, hasta nuestros propios miedos ante la dificultad. Muchas veces creemos en el destino. Esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante. ¡Creer en nosotros mismos! En nuestras propias vidas alrededor de nuestro mundo tan apasionante como es el BDSM.
Nos conformamos en vez de esforzarnos en aprender mas, en saber mas, en ser mejores. Sin pensar que cada día que pasa negándonos lo que somos nunca volverá. Nada está escrito en nuestras vidas, somos nosotros quien las dirigimos. Nada está hecho, tenemos que seguir formándolo y desarrollándolo. Todo depende de nuestra voluntad, de nuestros deseos. De esa fuerza que nos sale de adentro, de esa parte que muchos llaman oscura, porque no tienen nada que la ilumine, que le de sentido, que le haga sentirse mas vivo. De decir "si puedo" a cada desafío. Tenemos el poder de ser nosotros mismos. Cuando estamos decididos a ser quien sentimos en nuestro interior hemos de luchar. Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de imponerse a nuestros verdaderos deseos, digan lo que digan de nosotros. Si queremos podemos llegar alto, hacer lo que sea... Sólo hay que proponérselo, ir a por ello. Si sueñas con ser la persona mas feliz en tus actos... Si sueñas con látigos, cuerdas, dolor y placer... Si sueñas con ganar el pulso a tus propios deseos... Despiértate y vívelo!!
Dentro de nosotros hay 206 huesos y más de 700 músculos esperando a ser usados de miles de maneras, que los seres humanos se niegan a sentir. Sólo falta nuestra decisión de hacerlo, de sentirlo. Ganas de jugar como nunca. Enfrentarse a nuestro propio destino. No seamos solo un espectador ante nuestra propia vida. Hemos de tomar las riendas y ser nuestros propios dueños, manéjalas o entrégalas a quien deseemos que las maneje para nuestra propia felicidad. Exijámonos más y más. Vivamos la vida no solo los días de fiesta, hagamos que cada día sea una fiesta. Caminemos cada día un poco más lejos. Saltemos cada día un poco más alto. Seamos Dominantes o seres sumisos. Cuando no esperemos nada de los demás para ser quienes somos, fortaleceremos nuestro espíritu y podremos Dominar o entregarnos con fuerza, convicción y destreza.
Poco a poco, las voces se convertirán en ovaciones. Nuestros actos se llenarán de logros, y nuestra vida de sentido. Cada lágrima, cada suspiro que logremos exteriorizar es un paso mas a nuestra propia felicidad.
Están los que usan siempre el mismo dogma, que ni siquiera es suyo. Están los que llevan a cuestas sus propias mentiras, los que hacen promesas, los que imploran, los que creen en otros sin conocerlos.
Y estamos los que seguimos avanzando cuando mas difícil es el camino. Los que seguimos jugando cuando se nos acaba el aire. Los que seguimos luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez, fuera la última oportunidad que se nos presenta. Convencidos que la vida misma es un desafío. Sufrimos sin quejarnos. Porque sabemos que el dolor pasa. El sudor se seca. Las lágrimas desaparecen. El cansancio termina. Pero hay algo que nunca desaparecerá, la satisfacción de haberlo logrado.
En nuestros cuerpos corre la misma sangre que en los demás. Lo que nos hace diferentes a ellos, es nuestro espíritu. La determinación de alcanzar nuestro objetivo. Un objetivo al que no se llega superando a los demás. Sino superándose a uno mismo.
El mundo BDSM solo esta al alcance de las manos de aquellos que tenemos el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir nuestros sueños, si, diferentes a los demás, pero nuestros, no dejemos que nos los arrebaten por no ser como los suyos.
El Miedo es aliado de la prudencia, pero no el límite de nuestros caminos.

Publicado por DidaK

Lo necesitaba...

Esta noche no soy la misma chica...
me siento fuera de control...
estoy haciendo cosas que normalmente no haría...
me siento inusual.
Lo necesitaba...

Christina Aguilera - "Not myself tonight"



Para ver la Versión Original subtitulada en español pincha aquí
Está prohibida su inserción por lo que he colgado una remezcla:
Christina Aguilera Vs. Mike Oldfield "Not Myself Tonight vs. Tubular Bells" (Djs From Mars Remix)