Sonetos de William Shakespeare

SONETO LVII
Siendo vuestro esclavo, ¿qué puedo hacer
sino esperar la hora e instante de vuestro deseo?
No tengo tiempo precioso que emplear,
ni deberes que cumplir, hasta que me aviséis.
Ni me atrevo a impacientarme contra la eternidad de las horas,
soberano mío, mientras contemplo el reloj aguardándoos;
ni pienso en la amargura cruel de la ausencia,
cuando habéis dicho adiós una vez a vuestro servidor.
Ni oso interrogar a mis pensamientos celosos
dónde podéis hallaros o dónde os llaman vuestros asuntos;
sino que, a manera de un triste esclavo, espero y no pienso en nada,
a no ser en cómo hacéis felices a aquellos a cuyo lado estáis.
El amor es un loco tan leal, que en todo cuanto hagáis,
sea lo que fuere, no halla mal alguno.


SONETO LVIII
El dios que de ti me ha esclavizado,
Prohíbe que vigile tus placeres
O pida cuenta alguna de tus ocios,
Pues tu vasallo soy y te obedezco.

Estando a tu merced, soporto luego
La cárcel soledosa de tu ausencia
Y ofrezco dócilmente ambas mejillas
Sin acusarte de injusticia alguna.

Es tu privilegio ir donde gustes
Y disponer sin trabas de tus horas
Para hacer cuanto quieras, y aun puedes
Indultarte por daños a ti mismo.
Yo espero, aunque esperar sea un infierno;
Actúes bien o mal no he de acusarte.


William Shakespeare

2 comentarios:

daphne dijo...

Me ha encantado tu blog... muy bonito.

Besos.

kaya dijo...

Muchísimas gracias, cariño.
Siéntete en tu casa :))
Besotes
kaya

*He visitado tu blog, no lo conocía. También me ha gustado mucho... amenazo con seguirte ;)