Diosa

Título: Diosa
Autor: Juan Abreu
Colección: La Sonrisa Vertical
Número: 128
Ilustración:
Detalle de Mujer empolvándose el cuello,
de Kitagawa Utamaro (1753-1806).
PVP: 12€

Para Laura Valero, la protagonista de Diosa, la vida es un constante reto que nos dice: «¡atrévete!».
Algo tímida, de costumbres moderadas y con un buen puesto de trabajo, Laura está profundamente enamorada de su marido, Rodrigo, y es lo bastante atractiva para despertar la admiración de los hombres.
Tras ver en Internet sobrecogedoras imágenes de jóvenes japonesas sometidas a sesiones de bondage, decide afrontar su particular desafío y adentrarse en los misteriosos paraísos de la entrega, el abandono y la sumisión.
Presa de una oscura curiosidad, apoyada por Rodrigo, comienza así su turbadora aventura en busca de libertad mediante el placer y se lanza a una indagación extrema que la llevará a conocer y aceptar sus más ignotos demonios sexuales.
El escenario donde se desarrolla la búsqueda es su ciudad, Barcelona, y su guía un maestro japonés de bondage que, a cambio de su sometimiento total, promete conducirla a un territorio donde impera la libertad absoluta, donde el cuerpo es una puerta hacia la sabiduría.
Maestro Yuko, un exquisito artista, apasionado lector de clásicos como Basho y experto cocinero y degustador de platos exóticos, someterá a Laura a un difícil adiestramiento.
Si sale victoriosa de éste, accederá a esos «paraísos de la entrega» con los que sueña, y será digna de un encuentro con su Maestro en el curso de una fiesta que quedará grabada para siempre en su piel y en su memoria.

Laura termina de contar su historia y se dirige a los lectores: ‘’Quien haya llegado hasta aquí tiene un corazón fuerte, una mente libre y un espíritu curioso’’. Y añade: ‘’Esta es mi aventura. La crónica del viaje hacia mí misma, hacia la libertad. Considero la experiencia como Sumisa parte fundamental de mi desarrollo vital. A ella debo los momentos de éxtasis sexual y humano (¿debo agregar estéticos, religiosos?) más profundos y enriquecedores de mi vida’’. Perturbadoras palabras finales de una perturbadora novela.

Laura no es Diosa por la simplonería de ser bella o inteligente o dirigir una de esas ONGs al uso de lo políticamente correcto, sino porque habría sabido conciliar la gran paradoja divina de descender para ascender, someterse para gobernar, ser sucia para ser limpia y ser la nada para ser el todo.
"Entrenar a una mujer significa hacerla sabia. Domar sus miedos, sus inseguridades, enseñarla a buscar y aceptar a la sumisa que lleva dentro".
"Los buenos maestros tambien extraemos sangre del alma de nuestras pupilas. Pero solo la estrictamente necesaria".
"La verguenza es una ofensa entre sumisa y maestro".
"Pinto el perfil de tu alma, la respiración de tus deseos, el olor de tu carne, la música de tus posibilidades".
"El dolor y el sufrimiento nunca son finalidad, salvo para algunos pervertidos disfrazados de religiosos. Gente enferma. Gente retorcida y turbia. La finalidad es el Conocimiento y la Sabiduría: la humillación, el dolor y el placer son maneras de llegar a ese Conocimiento y a esa Sabiduria. La humillación y el dolor son vehículos para ese viaje. Nos ayudan a descubrir un universo nuevo que trasciende nuestra torpe percepción de la realidad y del goce físico. Un universo de libertad. Durante la sesión, la Sumisa se precipita en un abismo que es también cielo. A cierto nivel, los orgasmos devienen expresiones sagradas. Criaturas que acceden a praderas intemporales. ¿ Por qué prescindir de ellos ? Todo lo contrario, hay que cultivarlos".
* Respuestas del maestro Yuko a su Sumisa.
"Soy como Alicia, la niña del cuento, que cae por un túnel de sombras hacia un mundo maravilloso e iluminado".
"¿Cómo me siento después de haber realizado ese viaje, después de tantos instantes de angustia, de terror, de exaltación, de dolor, de vergüenza incalificable, de extrema libertad, de gozo apenas soportable ? Me siento poderosa. Segura. Mi rostro en el espejo posee una veracidad emocionante. Una autenticidad hasta ahora desconocida. ¿ Qué he aprendido ? Que el conocimiento está íntimamente ligado al sexo. No me refiero al conocimiento intelectual, esa acumulación de datos y preceptos tantas veces inútiles, sino a cierta sabiduría de la carne. A una conexión con lo ancestral en nosotros. A un estado de conciencia superior al que da acceso el cuerpo.Sólo el cuerpo. Me refiero a una trascendencia física. A una región donde todo se licúa y forma parte de un estallido. El cuerpo es libertad y la libertad conocimiento. He aprendido que las puertas que nos llevan a la paz con nosotros mismos, a la satisfacción de saber que nuestra vida ha valido la pena, ha tenido sentido, pasan a través del grado de curiosidad y de coraje a la hora de enfrentar nuestros demonios ( aunque yo prefiero catalogarlos de ángeles sexuales). Los caminos que nos aguardan más allá a veces son tortuosos, pero si tenemos el valor de no claudicar, de no regresar a la seguridad de lo ya alcanzado, de lo conocido, si nos atrevemos a seguir mirando nuestro propio rostro al final de la tormenta, encontraremos nuevas virtudes, nuevas libertades. Nuevas dichas. Nuevas formas de generosidad, de bondad. Y descubriremos que la libertad usada es sosiego y sabiduría. Y fuerza. En el fondo, todo en la vida tiene que ver con la cantidad de libertad que somos capaces de tolerar. ¿Qué es la libertad? Quizás sea un camino sin final, un medio para enfrentarnos a nosotros mismos. Una manera de escuchar nuestra voz como si fuera la voz de otro. ¿Qué es la libertad? No sé si existe una respuesta a esa tremenda pregunta.
Pero gracias a ella, yo he sido Diosa".
*Final de la novela Diosa de Juan Abreu.

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